Revolotean
las células por el cuerpo,
con un
coqueteo inquieto,
picaronas y
traviesas,
pretendiendo
hacerse hogar.
Ya… No hay
casa,
se ha matado
el tiempo,
de mirar atrás.
No existen
condenas,
ni rejas que
martiricen,
la pluma de
un poeta.
Ya… No hay
excusas,
abriéndose
está el nuevo cielo,
donde todas
las pupilas densas,
harán el amor
con la paz.
Ellas me lo
dicen cada día,
con sus
dulces toques de atención,
en el cuerpo.
Sí ya… caminante hacedor de caminos,
conductor de
tu vida,
a ti que me
sientes en mis letras,
a ti que
mimas mis mañanas,
y a ti, sí a
ti… Que me arropas en tus sueños.
En mi alma
brilla la estrella de tu amistad,
en mi corazón
guardo por siempre,
cada detalle,
todas las
emociones bellas,
son las que
quiero llevarme,
en mi
equipaje de vida,
hoy te dan
las gracias amigo, amiga,
ellas,
mis voces en
la piel.
Elena CR
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