Somos tan profundos como el mar, tan intensos como el brillo del sol y a la misma vez tan frágiles como una pompa de jabón.
Venimos de un mundo tan despierto, de un hogar tan verdadero, pero todo se nos queda en el olvido al atravesar la puerta de la juventud, y caminamos perdidos en una gran pérdida de tiempo mirando mal hacia afuera, construyendo críticas en el otro y en la otra, y volvemos a no darnos cuenta, que nos necesitamos para crecer y para evolucionar, ahí está ese misterio del reflejo que tú ves en mí de eso que está en tí.
Cuando amaneces unido al canto de los pajaritos y bailas con ellos y cantas con la alegría de un niño, en su inocencia y paz, experimentarás que aquello que hoy puedo ver en tí lleva la misma sintonía porque también está en mí.
Sólo por hoy ámate, ama y que tus ojos miren adentro.
Elena CR