Conjunto de palabras nacidas del silencio...
Mezcla de sabor dulce y amargo...
Notas de la amiga hoja...
Impulso de la madre pluma...
Y la tinta esperanzadora de cada gota que baja por las mejillas del mundo...
Mi querida poesía.
Elena CR
Cuando era niña,
todos los miedos,
dormían en mi habitación,
y algunos más,
vivían en mi mochila,
la cual era demasiado pesada,
para un cuerpo tan pequeño.
Mis pensamientos,
no solían viajar al futuro,
más bien,
sentía con mucha fuerza,
y también gran alegría,
el presente,
todo lo observaba y lo preguntaba.
Iba tomando solución algunos miedos,
con los pasitos del tiempo,
poco a poco se iban de mi.
Nunca me faltaron mis juegos imaginarios,
actriz, comunicadora, bailarina, cantante,
¡Madre mía!
Cada día descubría en mi interior,
un mundo nuevo,
inmenso de todo y con todo,
experiencias,
de un mantenimiento firme,
en mi pequeña aún,
humanidad.
Para la pequeña Elena,
era una gozada existir,
a pesar de sus distintos,
complejos,
que más bien nacen contigo,
en esta sociedad.
Hoy en mi madurez,
Que absurdo me resulta,
juzgar y ser juzgada,
que pérdida de aliento divino,
y qué bueno es,
mirarse adentro y afuera también.
Un poquito de…
Acerca de mi.
Elena CR
Una tarde hermosa de sol,
Elena CR
dulces,
habladores,
en la
profunda mirada,
un pequeñito
ser,
se hace cómplice
de lo acontecido.
Un adulto
cuerpo acunador,
y un descanso
de voces nocturnas,
semillitas de
placer que respiran,
van regando
adentro,
muy adentro.
Es el amor de
la vida,
saltarines
violines,
romance del
señor sol,
a la espera
en tu ventana,
ha quedado preñada
de gozo y luz,
el nuevo día…
El fresquito
de la mañana,
adorna una piel
esperanzada,
que nunca se
rindió,
que saca la
fortaleza,
bajando del
cielo a la tierra,
está una
sonrisa de nubes,
los rayos del
sol,
tejen su
largo cabello de alegría,
y sea así,
el comienzo
de toda historia,
con…
Con amar y
nacer.
Elena CR
Sentada en mi escritorio,
observo el tintero,
se ha quedado en silencio la habitación,
pero yo quiero hoy,
cantar con la pluma.
Estoy buscando las notas musicales,
esas que guardé en el cajón de la derecha,
aún permanecen intactas,
deseosas de una caricia de voz.
Ya tengo colocadas las manos,
en un piano de brillo dorado,
puedo verlo y sentir,
la música mágica y transparente,
libre de juicios,
que cariñosa me ofrece,
la inmensa oportunidad,
de volar alto,
por la profundidad del océano azul,
que a pesar de todo,
vive su belleza,
con una…
Tempestad azucarada.
Elena CR
Dicen que para el amor no hay edad y así tal vez es y será por la propia experiencia que un intento deseo contarTE. Todo empezó un año 201...