Que bonita sabe la Vida…
¡Dios que bonita!
Cuando se nace cada día
con zapatos nuevos
del color de la sonrisa…
¡Dios que bonita!
Cuando de lo poquito
que pareciera hasta insignificante
se convierte en lo más inmenso
en lo más importante.
Ese fresquito tan hermoso
que se cuela por la rendija de la ventana
y te acaricia las mejillas
dándote los buenos días en las mañanas.
Cuando escuchas en el amanecer
el canto de los pajaritos
que se une a ese rico aroma a café
bajando dulcemente por la garganta
mientras a lo lejos brilla el mar
a través de la ventana…
¡Dios que bonita!
Cuando la fuerza del agua
asea nuestro cuerpo externo
y nos brinda otra oportunidad
para purificar nuestra alma…
¡Dios que bonita!
Cuando escuchas el susurro de un te quiero
entre dos nobles y vergonzosos
pero grandes corazones.
Cuando observas desde el silencio
a un pueblo luchando por la unidad
en un mundo que pareciera de locos
y el universo extiende una vez más su dulce mano
para hacernos comprender
que nada con temor
nos lleva a ninguna parte cierta.
Porque la única verdadera parte
de esa, venimos todos con amor
sí, ese amor que tantas veces olvidamos
por estar enredados entre batallas absurdas
cuando la Vida tan sólo es un instante
que se nos va en un hola y hasta luego…
¡Dios que bonita!
Cuando los sueños se transforman
en realidades construidas desde un antes
y un después
si aprendemos a escuchar
los pellizcos desde adentro.
Elena CR