sábado, 10 de octubre de 2020

María


 

Para escribir de ti no bastarían

todas las libretas de la tierra

pero ésta humilde atrevida ante tus ojos

lo va a expresar

pasado cuatro años

con la libertad de sacarlo hacia afuera

donde dormía éstas mis letras para ti

en ese dulce rosado block

que guardo entre mis cosas.

Y así como sólo tú me conoces mi reina

madre, mujer, nobleza pura,

y amor divino.

Por encima tuyo 

para mi imposible 

ninguna mujer...

Algunas religiones hablan de tí

y el ser humano

algunos contamos 

nuestras experiencias marianas.

Yo aunque desde niña 

ante mis ojos 

me diste el regalo de verte

y testigo también fueron los ojitos

de aquella mi dulce amiga Mercedes...

Y aunque nunca supe qué querías

porque el miedo hizo gritos 

en nuestra niñez,

por eso no dudaste con tu divino amor

en desaparecer ante nuestra mirada humana.

Y tan presente siempre madre y amiga mía

en todos mis momentos 

de los buenos y más en los difíciles.

Hoy he vuelto a despertar

después de tantas veces

que me he quedado dormida

y tú que como madre 

para mi corazón eres única,

vienes a quitarme una vez más

esa sábana que nubla

y bien sabes tú

que no nos deja gozar

a las almas libres y desnudas. 

No me importa 

como fuera las formas o maneras

del nacimiento de tu amado hijo

pues no me tocó humanamente

ser testigo del acontecimiento

de tu dulce vientre, madre mía...

Pero me basta con acunarte

en la fe que habita en mi alma

y fueras como fueras

y vengas de donde vengas

te adoro inmensamente

mi reina!!

Gracias por dar paz a mi camino...

Gracias por regar de luz mi interior...

Gracias por haberte conocido...

Gracias por amarme tanto

y siempre estar conmigo

mi bella María.


Elena CR

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