dulces,
habladores,
en la
profunda mirada,
un pequeñito
ser,
se hace cómplice
de lo acontecido.
Un adulto
cuerpo acunador,
y un descanso
de voces nocturnas,
semillitas de
placer que respiran,
van regando
adentro,
muy adentro.
Es el amor de
la vida,
saltarines
violines,
romance del
señor sol,
a la espera
en tu ventana,
ha quedado preñada
de gozo y luz,
el nuevo día…
El fresquito
de la mañana,
adorna una piel
esperanzada,
que nunca se
rindió,
que saca la
fortaleza,
bajando del
cielo a la tierra,
está una
sonrisa de nubes,
los rayos del
sol,
tejen su
largo cabello de alegría,
y sea así,
el comienzo
de toda historia,
con…
Con amar y
nacer.
Elena CR