En el centro de mi pecho,
duerme el ángel de las mariposas,
es tan bello,
es tan dulce,
a veces,
escucho su canto entre sueños,
y hasta puedo ver sus colores de luz,
es como el arcoíris de mi amor eterno.
Alegre, fuerte y de paz,
me dibuja vestidos de versos,
con la tinta de la pluma,
de mis emociones,
en mis más profundos secretos,
y en el impacto de mi templo.
¡Cuánto te amo!
Alma mía,
inmenso ser interno,
gracias, gracias siempre,
por siempre eternidad.
Mi dulce poesía,
la voz de mis letras,
caricias de agasajo,
para el mundo,
y un legado humilde,
el sonido de un poema,
para ti y para ti también,
aunque no me quieras,
aunque no me conozcas,
te quiero yo humano,
te quiero yo alma de evolución.
Somos amor y luz,
no te demores mucho,
en descubrirlo,
pues la vida te espera,
a la vuelta de la esquina,
aún no lo sabes?
Sí,
la única prisa,
es verte feliz,
oyes eso que late en ti?
Sí,
tu corazón te habla de la vida,
cada instante,
como los versos le cantan,
a las almas,
poetas.
Elena CR
Me impresionó sentir esa prisa por verte feliz como necesidad de un mundo nuevo en alegría y futuro. Muy hermoso poema y aroma que desprende.
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