En esos mundos de Dios,
descansa una dulce princesa,
entre versos y prosas,
que adornan su ETerno,
lecho.
Por siempre mi corazón,
llevará tu sonrisa tierna,
de niña grande,
y mujer guerrera.
Mis gracias paseen por Telde,
en tu tierra amada,
a los cielos lleguen mis letras,
para con ellas,
quisiera acariciar tu mano amiga.
Hoy dance mi voz,
abrazando tu bella aura,
entre Telde y Cielo,
entre tu alma y vida,
lleguen las sirenas,
al hogar de los poetas.
Sí...
y en esos mundos de Dios,
duerma dulcemente,
los angelitos cantarines,
y su dulce princesa.
Elena CR.