Vino sin hacer ruido,
casi ni la reconocía,
mi madurez,
es una bendición mágica,
así la llamo yo,
será porque vas llegando al camino soñado por todos,
suena cómico,
creemos durante la juventud,
que debe ser ese camino un lugar perfecto,
un trabajo fantástico,
una familia brillante,
unos amigos increíbles,
y una pareja de media naranja.
Todo es más fácil para llegar,
cuando tu mente madura,
se reconoce así misma,
cuando te haces pocas preguntas,
ya no te comes tanto el coco,
ni te preocupas por los mañanas.
Sólo te preguntas dos cosas ...
Quién soy y qué debo hacer ??
Las respuestas no siempre vienen sobre la marcha,
es cuestión de sentir el silencio y saber escucharte,
conocerte,
sí ...
Eso que lleva un largo trabajo,
pero precisamente al terminarlo,
lo divertido es que ...
Ya sabes quién eres,
qué debes hacer,
entonces llega un aprendizaje,
con diploma de plata a tu corazón.
Al descubrir qué era lo que tú estabas buscando y para qué,
nada de todas esas preocupaciones te hacen falta,
porque todo lo que necesitas se encuentra dentro de ti,
tu amor y tu felicidad,
pero ojo !!
Siempre que sepas que para estar feliz,
basta con sentirlo y agradecer por ello,
aunque se tengan problemas,
la felicidad es la fe de confiar en ti,
hasta el punto de sentir paz en el alma,
aceptación de ti mismo y los demás,
eso se llama amor por ti y por los otros,
ahí es cuando aprendes una de mis alegrías favoritas ...
La libertad de ser yo,
sin importar si gusto o no,
ni qué dirán.
En definitiva ser uno mismo es ser feliz,
y para eso estamos vivos ahora,
sí ...
Ahora !!
Cuando logras soltar el pasado,
y no aferrarte al futuro,
disfrutas la vida y encima con madurez.
Por eso amigo lector disculpe que le tenga que dejar aquí,
me marcho un ratito,
a vivir AHORA.
Elena CR